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No hace falta ser detective

Son varios los resultados que arroja por estos días lo que se llama sin ton y se repite sin son: “investigación periodística”. Lo primero es la confusión de ésta con el Periodismo de Investigación. Lo segundo una proliferación de libros que, por el mote, intentan disimular a malos escritores y peores periodistas. Lo tercero pertenece al mundo autocentrado de la televisión y se relaciona con las cámaras ocultas, esas prótesis mayormente escandalosas que solo ocultan al Periodismo de Investigación.
Algunas de las rectificaciones que intentaré aquí se replican una y otra vez en las aulas de las escuelas y de las universidades en dónde se enseña periodismo, por lo visto con escaso éxito, tal vez por que el periodismo hegemónico y su propia escuela (reinante en el interior de los medios) se nos aparece como impenetrable a toda forma de conocimiento.

Juan Jorge Faundes, periodista y escritor chileno, nos ayuda con una introducción definitoria de la investigación en el periodismo y del periodismo de investigación.

“Entiendo el Periodismo de Investigación como la búsqueda y difusión de información acerca de sucesos con valor periodístico (es decir: con grados considerables de improbabilidad de ocurrencia del hecho, y de probabilidades altas de impacto histórico y psicológico del mismo), eventos e información que otros (individuos, grupos, empresas, instituciones, organizaciones gubernamentales o no gubernamentales, clases sociales o el sistema mismo en su conjunto) mantienen ocultos y quieren impedir que sean conocidos y difundidos en un ámbito social mayor que aquel circuito de los que están enterados.

Es decir, la materia del Periodismo de Investigación, su objeto, es la información oculta, reservada, secreta, y sus fuentes, aquellas que están cerradas. Estas últimas características (información oculta y fuentes cerradas) diferencian al Periodismo de Investigación de cualquier otro tipo de formas periodísticas, aunque sean de denuncia, pero que trabajen con información socialmente disponible a través de fuentes abiertas”.

Hace algunos años, Jorge Lanata, siempre reactivo a todo aquello que no lo tenga incluido y considerado, desbarró con la confusión, asediado quizá por los fantasmas de la envidia que le generaba el primer Telenoche investiga: “ No sé porque tanta referencia al periodismo de investigación si todo periodismo tiene la obligación de investigar”. Como si Faundes hubiese previsto el cacareo agrega: “Esto no implica que el trabajo con información socialmente disponible a través de fuentes abiertas no sea investigativo: todo reportero, toda construcción de información por medio de la interrelación de datos, variables y actores es una práctica de investigación.”

Quedamos entonces así: Palmario es que toda tarea periodística requiere de investigación. Tanto como decir que, si bien todo periodismo es investigación periodística, no toda investigación periodística es periodismo de investigación.

En esto también tienen que ver los tiempos, pero esencialmente la modalidad de trabajo.

Cuando el primer Telenoche Investiga, sobre mediados de la década del noventa, las investigaciones se hacían públicas una vez terminadas y sin periodicidad establecida. A nadie se le ocurriría entonces (como no debería habérseles ocurrido después) que un programa de investigación podría tener una publicación semanal. Imposible sin atentar contra la calidad y, en consecuencia, con el propio género de la investigación periodística.

Dada la característica de la tarea era absolutamente impredecible el momento en que podía estar concluida. El grupo de trabajo, reducido, económico y casi anónimo, desarrollaba simultáneamente varias líneas de investigación. En ese derrotero, sólo en los tramos finales sabían “de qué iba la cosa” puesto que la reunión de datos y sus relaciones, las certificaciones y los chequeos iban configurando un entramado que, en un momento, impreciso y único momento, terminaba encajando y dándole a los periodistas el perfil final del tema investigado.

Igual que la publicidad que ha corrido la importancia desde el producto publicitado a la calidad del anuncio que lo publicita, la televisión primero y todo el sistema mediático después, ha puesto las prioridades del formato medial (televisivo, radial, gráfico) sobre las prioridades que hacen a la calidad de la información que difunden.

Insólitamente, contradiciendo la frase popular, este carro viene desde hace más de una década, arrastrando al caballo.

Pero hay algo que ocultan las cámaras ocultas. Paradójicamente ocultan al Periodismo de Investigación.

Hubo desde el principio una tendencia a reducir el Periodismo de Investigación al ámbito de los asuntos deliberadamente ocultos, a aquellos temas barridos bajos las alfombras del poder ( político y/o económico) o retirados a sus escondrijos más inaccesibles.

Tres factores externos al periodismo contribuyeron a ese reduccionismo: La propia inmundicia de la degradación política, la amoralidad del capitalismo tardío y el clima social atado a la teoría conspirativa.

Todos estos factores componen el aire de las redacciones no precisamente con la proporción de los gases raros. El primero, porque implica una usina interminable de hechos que brillan con la misma intensidad de los escandalotes del mundo de la farándula, principal competidor en el preciado interés de las audiencias. El segundo, debido a una de las dos trágicas confusiones del periodismo hegemónico contemporáneo y que está llevando a la profesión por el camino de la desaparición: la confusión de Opinión Pública con “audiencia”.

¿Debo decirlo? Los periodistas trabajamos para la Opinión Pública.

La Opinión Pública es un lugar sin lugar en donde los periodistas colocamos el resultado de nuestro trabajo honesta y profesionalmente realizado, para que quien quiera haga con él otro trabajo que ya excede( y debe exceder) las pretensiones del periodismo. Ese arcón del que se sirve el ciudadano para formar sus conductas y contribuir al fortalecimiento de la democracia nada tiene que ver con las “audiencias”.

El periodismo hegemónico trabaja para las audiencias, se ata a ellas, a su capricho y a su número, signando inexorablemente la desaparición del ámbito natural para el desarrollo del periodismo que es la libertad. Una relación de dependencia y de adicción mutua que, simultáneamente, estupidiza al ciudadano y muta la función y el carácter del periodismo hasta convertirlo en lo que no puede ser.
Es por ello que las prácticas pergolinescas, extremadamente distantes de cualquier periodismo posible, se integran hoy a la idea social del periodismo sin ninguna reacción por parte del sistema.
El periodismo crítico tiene, frente a una sociedad en crisis con un periodismo en crisis, la obligación y la necesidad de hacer la exhortación a la recuperación de la mística y la utopía del periodismo.

Frente a esta puja, la aparición del Periodismo de Investigación ha sido una oleada vivificante para las ilusiones de esa recuperación.

En primer lugar el periodismo de investigación trabaja sobre temas nuevos, asuntos de los que nadie se ocupa, por ocultos o por despreciados, por interesadamente ignorados. También de la inmundicia del poder convencional, pero no sólo de ella, tanto que bien podría si quisiese, ocuparse de la inmundicia del poder mediático, cosa que no hace sino ocasionalmente.

En segundo lugar es un género histórico. Aún cuando el periodismo hegemónico pretende presentarlo como novedad. Hay un centenar de años de antecedentes que emparientan al periodismo de investigación con la matriz original del periodismo. Este rasgo le otorga capacidades suficientes en la tarea de la recuperación de la mística y la utopía del periodismo, que ponemos aquí como reclamo y como condición imprescindible para la salvación de la profesión.

En tercer lugar, el periodismo de Investigación puede, si quiere, prescindir del sistema mediático, y por lo tanto de los dictados del periodismo hegemónico. Esto no quiere decir que deba prescindir de ese sistema, sino que puede hacerlo si le fuese necesario. Los libros, tanto como la infinidad de publicaciones específicas en todos los formatos mediáticos dan prueba de ello. La aparición de la red y las herramientas forjadas por esa comunidad afianzan hoy, aún más, esa capacidad de prescindencia y esa independencia productiva.

El periodismo hegemónico se mueve como toda cultura hegemónica del sistema. Tardó muy poco en darse cuenta de la peligrosidad que un periodismo que se realiza independientemente de la agenda y que puede realizarse independientemente del sistema mediático acarreaba para ese sistema y en consecuencia, para sí mismo.

De manera que hizo lo que toda cultura hegemónica del sistema hace en estos casos: convertir al enemigo en algo propio. El sistema reproduce sus antagonismos, se los traga, los convierte en parte de sí mismo.

Así que, deliberadamente, redujo su Periodismo de Investigación a una versión Reality dirigida a explorar las cloacas de la política y a satisfacer y hacer regodear a las audiencias con la comprobación de algo que durante años no fue noticia: La muerte de la política. Y para combatir en todos los terrenos riega ahora los anaqueles de libros “periodísticos” que no son el resultado de investigación alguna sino mera reunión de chismes, y que vienen sólo a reemplazar en el espacio de esos estantes al auténtico periodismo de investigación.

La concentración mediática y la degeneración profesional son las dos manos que atenazan y asfixian la garganta del periodismo imprescindible.


(Algunos de estos conceptos integran “Salven a Clark Kent” Exhortaciones ante la muerte del periodismo. Del autor. Corregidor. Buenos Aires. 2005.)

Tato Contissa, el Viernes, 19 de marzo de 2010 a la(s) 15:07 ·

No hubo ningún pasaje de cortesía

Elian Rodrigo Giovannoni 23 de octubre a las 14:41
Se agradece su difusión

En vista de las notas publicadas en los matutinos La Nación y Crítica de la Argentina en el día de la fecha, en lo referente al vuelo AR 1204/5 con destino a Montevideo del día 14/10/09, Aerolíneas Argentinas y Austral Líneas Aéreas informa:

El vuelo a Montevideo (AR1204/5) fue programado el domingo 11 de octubre, tres días antes del partido de la Selección Nacional de Fútbol. El vuelo fue programado por decisión de la Gerencia Comercial de la compañía, teniendo bajo consideración que el vuelo AR1202/3 que salía a las 7 de la mañana estaba sobrevendido y no ofrecía lugares. El día 12 de octubre, el vuelo programado mencionado con anterioridad ya contaba con 66 reservas.

Cabe agregar que, aunque esta decisión ha sido presentada por las notas periodísticas de referencia como anormal o sospechosa, es de uso corriente en el negocio aerocomercial. Programar vuelos adicionales para situaciones que implican aumentos extraordinarios de la demanda de pasajes es practicamente un imperativo de sentido común y una buena noticia en términos comerciales. Tal es así que, a modo de ejemplo, la empresa PLUNA programó 2 vuelos especiales para la mañana del 14 de octubre, el mismo día del partido, probablemente por haber detectado el aumento mencionado en la demanda. También agregaron servicios adicionales las empresas Buquebús y SOL. En este sentido, la operación a Montevideo el día 14 del corriente arrojó un saldo económico positivo, en función de la amplia demanda de pasajes para ese día, que superó ampliamente a la demanda usual del destino que tiene, en días corrientes, 60% de ocupación por cada vuelo diario. El vuelo de menor ocupación tuvo un saldo positivo de U$D 6.035.

En razón de que Aerolíneas Argentinas es Sponsor Oficial de la Selección Nacional, el Gerente General de la empresa, Dr. Mariano Recalde, asistió al partido por invitación de la AFA y viajó en el último vuelo programado para el evento. Cabe destacar que pagó de su bolsillo, tal como lo hicieran todas las personas mencionadas en los artículos de referencia.

Las notas consignan varios datos falsos, a saber:

1. Es falso que la aeronave programada fue un charter. El vuelo se programó regularmente, con el número 1204/5, en función del aumento de la demanda, tres días antes de su salida.

2. Es falso que el vuelo fue programado para uso exclusivo del Gerente General y 41 «militantes K»: El vuelo estaba programado 3 días antes y el Gerente General de la empresa pagó el pasaje que usó. El 80% de los pasajeros compraron sus pasajes por venta telefónica, siendo varios de ellos parientes de jugadores del seleccionado. El diario Crítica consigna que «41 pasajeros tuvieron el privilegio de viajar», afirmación absolutamente falsa ya que el vuelo fue ofrecido por los canales de venta regulares de la compañía: cualquier ciudadano podría haber accedido al vuelo.

3. Es falso que el vuelo dio pérdidas porque se despachó con 41 pasajeros: los costos del vuelo se cubren con 23 pasajeros, y 41 pasajeros compraron sus pasajes. La operación a Montevideo el día 14 fue una de las más exitosas a ese destino. Los resultados económicos de la operación fueron positívos.

4. Es falso que viajaron Pablo Moyano y Omar Viviani. Al menos no lo hicieron en vuelos de Aerolíneas Argentinas.

Cabe resaltar que los periodistas autores de los artículos en cuestión consultaron a la empresa, sobre la veracidad de la información que hoy se ofrece desde esos periódicos matutinos. Los voceros de la empresa pusieron a su disposición toda la información que aquí se consigna, de la que se hizo caso omiso en su totalidad. Inclusive se ofreció, para demostrar la falsedad de las imputaciones, las boletas por los pasajes pagados, en algunos casos en efectivo y en otros con tarjeta de crédito. De haberse considerado seriamente todos los datos aquí ofrecidos, la cuestión hubiese quedado zanjada. Es cuanto menos sospechoso que se publiquen estas falsas informaciones justo en el día en que el Secretario de Transporte de la Nación y el Gerente General de la empresa presentan el Plan de Negocios ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones. Hacemos notar que el diario Crítica de la Argentina está dirigido por Antonio Mata, quien fuera Gerente General de Aerolíneas Argentinas durante la administración Marsans. Mata es duramente cuestionado por el estado calamitoso en que dejó nuestra aerolínea de bandera.

Tato Contissa, el Viernes, 23 de octubre de 2009 a la(s) 17:11 ·

No sé ir

No sé ir

No sé salir de mis desolaciones

Son otras las oscuridades que me atemorizan

Y tanta la extrañeza

Como si un llanto previsto me ingresara por los ojos

y perpetuase la pena

y avivara los labios

de las viejas heridas

Delante de mí

hay ese dolor hastiado de tenerme

como un tendón vencido

y un fatigado anhelo que no será cumplido

 

El amor en brotes se me seca entre las manos

Y me hace garra la caricia

Me toca la distancia con su extensión de piedra

Y yago a dormir en una patria sin sueños

 

No sé ir

y de no saber ni sé la espera

La última calle me ha mordido los pasos

Y me dan temores de caminos

 

Tato Contissa, el Martes, 30 de noviembre de 2010 a la(s) 19:39 ·

No sólo que no, sino todo lo contrario

Con Kirchner no se ha muerto el peronismo. Máxime cuando en Kirchner se ha redimido y reverdecido en términos históricos concretos. El peronismo, la política, las banderas nacionales y populares, la juventud en el protagonismo, la organización social y sindical como agente político central y el contexto latinoamericano como escenario resurgen, convienen aclararlo, por el vivo y en el muerto.

Es a las personas que le nacen o no le nacen, se le mueren o le permanecen las cosmovisiones. Nunca ocurre que una cosmovisión muera en la muerte de un solo portador. El peronismo es una cosmovisión americana del humanismo nacido en el siglo pasado y proyectada en el presente. Está diseminada y en acto.

Resulta extraño que los que expiden estos certificados de defunción y que arrecian con esta falsa noticia no reparen que el peronismo se extendió tras su derrocamiento a los largo de dieciocho años de dictadura proscripción y fraude, que ya no había muerto con la muerte de Perón, que pasó la oscuridad absoluta de los años de plomo, la irresolución de su conflictividad histórica y una década de traición ideológica y de disolución moral de toda una generación política: el menemismo. Y con eso y todo, el peronismo reapareció en el kirchnerismo, con un puente intergeneracional y otro extendido a todo el espectro del nacionalismo popular no peronista. Es mucho no ver para estar viendo. Demasiado, casi tanto que me permito suponer que se trata de ceguera voluntaria.

No está bien querer resolver problemas personales en el territorio en donde corresponden intelecciones sobre una realidad que nos es urgente.

El país sufre los arrestos de intereses que presionan para cambiar la dirección de la política económica, no es tiempo para que algún progresismo purgue su divorcio finisecular del movimiento nacional y popular que en la Argentina se llama peronismo. Si en cambio, es tiempo para sostener la discusión en su centro y no confundir al enemigo.

Y a propósito: el conservadurismo ha tenido desde 1955 la misma empresa de declaración de defunciones con una melodía fúnebre que se asemeja a estas cantinelas.

Pero quisiera ser tan claro como me siento contundente: no se trata de una disputa por rótulos o una simple disquisición semántica. Se trata de entender el tiempo. Imaginar la caducidad de una cosmovisión sin tener otra cosa en su reemplazo más que una inquietud de velorio y ciertas esperanzadas recetas del siglo XIX es tan peligroso como estúpido, con ser las dos cosas.

De manera que con la muerte de Kirchner no ha muerto el peronismo, sino exactamente todo lo contrario. Los grandes hombres ratifican las cosmovisiones en las que están inclusos.

 

Tato Contissa, el Viernes, 12 de noviembre de 2010 a la(s) 19:49 ·

Los ellos y nosotros

Para ellos la vida es una carrera contra su vacío y esa terrible carencia de no jamás saber en qué consiste la esperanza. Para ellos, la alegría es siempre a expensas de la tristeza de otro. Para ellos el triunfo vale porque hay otro que ha sido derrotado. Para ellos la alegría la tristeza la esperanza o la desesperanza son un número de color sobre una ruleta miserable de emociones y paupérrima de nobleza.
Tan mierda son que nos han puesto en el límite. Ahora sólo vale ser campeones del mundo, igual que sólo vale que en la Argentina logremos la revolución y transformación que nunca se dio en toda la historia…y ni aún así…Si lográsemos producir la transformación que logró el peronismo también la negarían, fingirían demencia, la ocultarían. Así es esta mierda que ha logrado su único triunfo…obligarnos a lograrlo.
Ay Diego! Ojalá que lo logres!…porque entonce sì que esta odiosa condición a la que han sumido a tantos argentinos la va a tener bien, muy bien adentro.

Tato Contissa, el Lunes, 14 de junio de 2010 a la(s) 15:59 ·

La victoria del río

 El río tiene, con ser muchos, todos los colores necesarios. Se mueve entre extrañas alegrías, pesares a la altura de los ojos, y canciones flameando de banderas.

La muerte, en tanto, tiembla en el cajón cerrado. Sabe, porque ya ha sido mil veces derrotada, que esa multitud viene a vencerla y a quitarle esos despojos que apenas ha podido retener por unas horas.

No la consuela sentir la carne corromperse, porque esas voces le gritan al cuerpo y lo estremecen, infundiéndolo de gestos vívidos y de antiguos movimientos. Las manos hachando el aire, los ojos mirando unos metros por encima del cielo, las voces engarzadas en toda la música posible.

La muerte, esa allí apostada y toda la otra muerte que es la muerte misma, tiembla en el tremolar de esa carne vivada por las multitudes, porque la memoria de otros muertos vitoreados le advierten que está siendo acechada por la historia.

Esos que pasan a su vera, tan cerca de su ser inexorable y tan alejados -sin embargo- de su garra, se parecen absolutamente a la continuidad humana de la historia.

La historia, una jurisdicción en la que la muerte no tiene derechos y sólo se limita a ser una nota de relato y el gesto pequeño de la vuelta de página. Allí, en la historia que anda, la muerte no tiene facultades, es apenas una pobre carroñera llevándose jirones de nada a su guarida sin memoria.

El río no cesa, y hace pesar esa insistencia en la quejumbrosa osamenta de la parca. Ese muerto se prolongará en otras vidas en una sucesión que solivianta el sueño de la eternidad humana.

La trascendencia es la ensoñación de esos animales ingenuos que somos los hombres y las mujeres de la historia.

Poseedores de un carácter común y un oído especial para las causas trascendentes, ese río se llama pueblo. Hay más aguas nuevas en el curso de tanta agua, es mayoritariamente joven la Argentina del río.

Una mujer posa su mano sobre ese cauce dolorido una y otra vez. Se moja en ese amor y se unge. Se hace cargo del dolor ajeno con la sola autoridad de su dolor.

La muerte está sitiada, acorralada entre esa mujer y el río, apenas un corifeo miserable ensaya cocoritas desdeñosas desde algunas mezquinas pantallas muy alejadas de la plaza.

La muerte no consigue ayuda, ni aliados, ni custodios, ni nada. El portento del río y esa mujer son demasiado para su gris menester. Un alma más que se queda en el río, piensa, un alma más para la historia, sabe.

Se aleja a sus otros trámites caminando hacia el otro río, disimulándose entre los afligidos corazones que mojan las orillas de la plaza.

La noche llega para que sea más bella la luz reflejada en ese obstinado río de amor. Amanecerá, más seguramente que nunca.

Ahora llueve.

Llueve, llora, el cielo llueve, el pueblo llora. El que sabe llorar sabe limpiarse los ojos para ver mejor el futuro. El río ha ocupado el centro de la historia.-


(Publicado por la Agencia Telam)

 

Tato Contissa, el sábado, 30 de octubre de 2010 a la(s) 12:42 ·

Las cosas que dije en medio del silencio

Esto es de 2002. El Juego del Ahorcado. Ediciones Corregidor. Hoy con lo de Papel Prensa a la luz, esto parece apenas penumbra.Pero entonces!!…

             *                                  *                                  *

Puede decirse que, históricamente, las relaciones que los servicios de inteligencia tienen con algunos medios y hombres de prensa en particular son más y mejores que las que ostentan las propias dependencias de gobierno destinadas a formalizar esas relaciones: secretarías de prensa o de comunicación, departamento de relaciones institucionales, voceros, etc. Esto es así en el mundo, fue así en todo el mundo, nada hace prever que cambie demasiado en el futuro.

            En la Argentina del último tercio del siglo XX esta institución de uso, sin embargo, merece una lectura diferenciada. Digamos, desde Onganía, las dictaduras y sus programas de transferencia financiera utilizaron eficientemente estas relaciones especiales de los servicios de inteligencia con la prensa y/o las empresas mediáticas de una manera tan íntima que prácticamente esos medios y voceros se habían convertido en la avanzada de acción psicológica de esos intereses sobre la sociedad.

            Por otra parte, estas relaciones generaban un campo difuso dentro del propio campo periodístico, dado que la zona de contacto de ambas actividades ( la periodística y las de inteligencia) se volvía francamente lábil y corrediza.

Quien más quien menos que haya realizado alguna tarea periodística en medios de importancia ha recibido alguna vez una sospechosa sugerencia o una indicación sorprendentemente interesada. Quien más quien menos ha advertido conductas demasiado heterodoxas de algún que otro compañero o sentido alguna presión venida de lugares extramediáticos por una vía intramediática.

            Rara vez, no obstante, los periodistas denuncian o publican estas situaciones y mucho menos hacen referencia a las harto conocidas relaciones que notorios hombres de la prensa, especialmente la electrónica, tienen con las viejas estructuras de los servicios de inteligencia del Estado y de las Fuerzas Armadas.

            El origen de esas relaciones puede ser variado. El más honesto resulta de la necesidad de establecer códigos entre los periodistas y sus fuentes. Cuando los servicios apelan a ese requerimiento de familiaridad que los reiterados contactos producen se empieza a tejer un vínculo que termina casi irremisiblemente en la identidad de las actividades. Los casos más extremos son aquellos consistentes en  la directa inclusión de servicios activos en el interior de los medios, pero estos casos son prácticamente imposibles de comprobar. Una profesión tan aluvional como la periodística descalifica cualquier intento de determinar quien y por qué razones es auténticamente periodista.

            Pero si se los mira bien se los registra fácilmente.

                 *                                  *                                  *

            Eduardo Feinman acaba de atender su celular. Está sentado en el extremo izquierdo del sillón compartido por los invitados de los almuerzos de Chiquita Legrand. A la derecha de su pantalla, señora.

Con la mano derecha hace sordina para que su decir en la comunicación telefónica no sea tomado por el boom. Están en el aire. La conductora se sorprende y poco amiga de las situaciones informales frente a las cámaras interroga con la mirada al periodista que cierra su celular.

–         Está confirmado Mirtha. Me acaba de llamar el Comisario Galíndez y se sabe que el piloto acaba de fallecer.-

Se trata del famoso caso del avion de LAPA que nunca alcanzó a despegar del aeroparque Jorge Newbery.

–         Bueno – terció indignada la Legrand – pensemos que este programa lo están viendo seguramente los familiares. Así que…por favor…-

                 *                                  *                                  *

En agosto de 1999 se estrenó en el cine Cosmos la película Padre Mugica que poco tiempo después recibiera el Cóndor de Plata como la mejor realización de cine documental del año.

El trabajo cinematográfico traía desde el oscuro fondo de esos tiempos turbulentos una figura carismática que más crecía a medida que se exploraba en su humanidad. Si la sociedad tenía posiciones tomadas respecto de esa figura, eran más el resultado de las acuñaciones de la época en que fue asesinado que de un conocimiento real. Mugica afloraba así como un ícono  de la causa religiosa por los pobres y desde allí como un militante político forzado por su propia fe.

Pero el dato más destacado del film es el referido a la autoría del asesinato. Desde mayo del ´74 y hasta el ´75 y con posterioridad durante toda la dictadura con origen en marzo del ´76, los servicios de las fuerzas vinculados a la inteligencia de la Triple A generaron la especie muy difundida de que Montoneros, ante la reprobación de Mugica respecto de la continuidad de la lucha armada durante un gobierno democrático, había entrado en una fuerte confrontación con el sacerdote. La versión indicaba que, por esa razón entre otras, Montoneros había matado a Mugica.

Jamás el rumor fue desmentido oficialmente ya que, por otra parte, jamás fueron oficialmente determinados los nombres de los asesinos.

En el film, y a partir de testimonios directos, no sólo se demuestra la inconsistencia de esa versión sino que además se señala que la misma es una evidente operación de los servicios, en ese momento a cargo del lopezreguismo, en un intento de generar conflicto entre la organización armada y los numerosos grupos periféricos a la organización. La operación  lograba, al mismo tiempo, alejar la sospecha social que la muerte hacía caer sobre la figura de José López Rega.

La película Padre Mugica fue más concluyente aún. Desde esos testimonios se presentan los nombres de los autores y su vinculación con la Federal y Prefectura aclarando que “las prestaciones” como ese asesinato y el de Rodolfo Ortega Peña, se hacían por cuenta y orden de la Alianza Anticomunista Argentina.

Más allá de la precisión de los nombres lo que quedaba claro era que ni Firmenich ni nadie en Montoneros había mandado a matar a Mugica y que los asesinos habían salido de esa tríada que relacionaba los servicios de inteligencia con los grupos especiales y las fuerzas de seguridad.

A los diez días del estreno, un apresurado informe sobre “el caso Mugica”, cuya estructura principal remedaba la del documental, fue difundido en el programa Memorias que produce y conduce Samuel «Chiche»”Gelblung. En el informe, casi sin testimonios, con un abuso de la narración en “off” y una desprolijidad inusual en los de su tipo, vuelve a presentarse la tesis de la autoría montonera del asesinato del malogrado sacerdote.

El peso de estos datos convierte una pregunta que se mide inicialmente maliciosa en una interrogante casi ingenua: ¿ de qué Fuerza, de las tantas que hay, saca Gelblung su musa inspiradora?.

                *                                  *                                  *

–          Se estrenó una película que hace referencia al Padre Mujica- dijo Julio Lagos con una voz que no resulta hoy tan cálida y aplomada como durante su encumbrado tiempo radiofónico en Belgrano.

–           Mujica es el cura que mandó a matar Firmenich? – interrogó a alguien que no vemos, que no oímos responder, que no está.

La pregunta que responde es el mejor método de interrogatorios que Lagos conoce. Tal vez un vicio profesional. De cualquiera de sus profesiones.

                 *                                  *                                  *

“El mejor homenaje que los periodistas le pueden hacer a José Luis Cabezas es ser mejores periodistas, investigando más y más alto, indagando con la misma severidad las sospechas sobre el presidente que las que pesan sobre el simple concejal. Durante el mortífero gobierno del General Videla, para dar una falsa idea de libertad, se le permitía a los diarios criticar a funcionarios municipales, secretarios de Estado y ministros civiles. El intendente Cacciatore, por ejemplo, era uno de los chivos expiatorios con que la prensa limpiaba sus culpas por no informar sobre las atrocidades de generales como Suárez Mason y Bussi o almirantes como Massera. Los vicios se incorporan, Grosso, por ejemplo, fue el Cacciatore del comienzo de Menem.”

El párrafo pertenece a una nota editorial de la revista Noticias del 1ro de marzo de 1997 bajo la firma de Jorge Fontevecchia.

Si nos despojamos de la interpretación deducible sobre la inocencia o culpabilidad de los mencionados Cacciatore y Grosso nos queda un mecanismo social – mediático con su impudicia al descubierto.

Pero Fontevecchia creo, comete un error de interpretación tal vez por una generosidad corporativa que yo no tengo. En realidad la prensa del proceso no limpiaba sus culpas por no informar las atrocidades de ocurrencia diaria en esos años oscuros de la historia del país. En realidad este accionar era absolutamente funcional a las mismas atrocidades cometidas.

La realidad construida por los medios reemplaza a toda otra realidad, porque las audiencias sólo pueden asumir una y solo una realidad como posible. Es por eso que, todavía hoy para muchas personas a las que no les tocó vivir directa o indirectamente el clima de atrocidad, lo que se le desinformara por los medios entre 1976 y 1982 es tan o más verdad ( el que golpea primero golpea dos veces) como lo que se le informara por los medios desde 1983 en adelante.

Si a eso le sumamos que muchos de los informadores estaban, están y estarán en carácter protagónico en las pantallas de la televisión, no hay dudas de que la asunción de la realidad es un asunto electivo por parte de las audiencias.

Con respecto Grosso queda claro que, según la interpretación de Fontevecchia que comparto, sirvió para purgar un proceso de corrupción creciente  y que recién comenzaba a expresarse en su versión mega. Sólo agrego que, además, servía de válvula de descompresión a lo que ampliamos en otra parte: la construcción social – mediática del político como “judío” contemporáneo.

 

Tato Contissa, el Domingo, 10 de octubre de 2010 a la(s) 13:28 ·     

Peronismo marinero

No sé quién puso el metro en la bañera pero lo que estamos tratando de medir es agua. Quiero decir con esto querido Artemio que la categoría “instancia superadora” es una categoría incapaz de mensurar procesos políticos en America Latina en general como en la particular Argentina de estos días.

Y en ese sentido, tempranamente, debo descalificar a los dicentes de la cuestión “ El kirchnerismo es una instancia de superación del peronismo”. Creo que se trata de las ilusiones de viaje que sufren aquellos que por primera vez suben a bordo de un transatlántico. Son experiencias de tierra que obnubilan cuando se encara la extensión extasiada del mar. Pero qué te voy a contar a vos Artemio!. Dejá que te acompañe y se lo cuente a otra gente.

Es que hay otra, gente honesta viviendo la experiencia de entrar al peronismo por la puerta del kirchnerismo, que no advierte que el kirchnerismo no es el barco, sino la puerta. Esta puerta. La puerta que se presenta en este momento de la historia.

El kirchnerismo está en el barco porque los Kirchner son peronistas, un detalle que no debería olvidarse con tanta necesidad  disfrazada de elegante liviandad, para caerle a toda la gente con noticias que no anotician, sino que confunden.

El peronismo no puede ser superado, no porque sea mejor o insuperable, sino porque no está en la dimensión de lo que transcurre en el espacio o el tiempo de la superación. El peronismo es un gancho de izquierda al hìgado, o la carrera de los últimos quince metros antes de entrar al área, antes del zapallazo que termina en gol o en la calle.

Por eso es el gol de Maradona, el Sermón de la Montaña, las recetas de Mahoma o la ópera italiana…es decir esa originalidad que nace del requerimiento histórico destinado a cumplirse como una promesa a la vez inexorable y heroica. En ese sentido, Perón es una consecuencia del peronismo, aunque en la secuencia temporal haya sido el actor de la causa.

Como verás Artemio, no estoy apurado ni urgido y trato de reflexionar sin las premuras de la trinchera. Ya estamos lo suficientemente grandes como para saber que los amores de los ochenta son flirteos vanos si los comparamos con las pasiones setentistas. Y peor: huelen a cala si los comparamos con el ardor de preguntas de los pibes del siglo XXI.

De manera que yo advertiría, antes de seguir hablando, que más explicaciones debería darle al pensamiento argentino el antiperonismo venido a marinero, que el viejo navegante que se pretende dar por superado.

(Artemio es mi admirado Artemio López )

 

Tato Contissa, el miércoles, 29 de septiembre de 2010 a la(s) 0:25 ·

 

No somos Roma ni pagamos traidores

Ganar y ganar muy bien es una tarea, una necesidad, un imperativo histórico. Pero ganar no puede ser una razón para cometer errores y faltarnos el respeto. El 29 de junio de 2009 hubo gente, de alta investidura en el gobierno, que cruzó el Rubicón armado y a favor del enemigo. Tranzó con Clarín, dijo que la Ley de Medios se llevaba puesto al gobierno, antes había entorpecido todo el trámite de la 125, y después se paseó por los canales de la derecha a graznar en contra del Gobierno Nacional avalando la teoría de la crispación y desmereciendo la acción transformadora de la realidad argentina llevada adelante por CFK.

En estas horas, estas ratas están vadeando el río a favor de las proyecciones que las encuestadoras le dan a la presidente y al proyecto.

Yo no me voy a hacer el pelotudo fingiendo  que no los veo.

Y atiendasé a las razones: Es por lealtad…la bronca es por lealtad.

Tato Contissa, el Lunes, 7 de febrero de 2011 a la(s) 21:13 ·

Odadeufas

Un asomo y un contiguo enfilan hacia el bar de las insinuaciones

Beben sobrios y muerden la seca galleta de sus eufemismos

La vida se aburre de brillar combada en el verde lomo de las aceitunas

Un bretel tensa la tarde pero ya es tarde para tarde

y la soledad ofrece su colmillo

Sólo queda la promesa de mañana y esa certeza de que no será cumplida.

No hay caso para el amor sin caso

que te anquilosa las ausencias

y te pincha el globo del domingo.

Tato Contissa, el sábado, 6 de noviembre de 2010 a la(s) 19:35 ·