No sé ir
No sé salir de mis desolaciones
Son otras las oscuridades que me atemorizan
Y tanta la extrañeza
Como si un llanto previsto me ingresara por los ojos
y perpetuase la pena
y avivara los labios
de las viejas heridas
Delante de mí
hay ese dolor hastiado de tenerme
como un tendón vencido
y un fatigado anhelo que no será cumplido
El amor en brotes se me seca entre las manos
Y me hace garra la caricia
Me toca la distancia con su extensión de piedra
Y yago a dormir en una patria sin sueños
No sé ir
y de no saber ni sé la espera
La última calle me ha mordido los pasos
Y me dan temores de caminos
Tato Contissa, el Martes, 30 de noviembre de 2010 a la(s) 19:39 ·