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El previsible caso del Dr. Vargas y Mr. Llosa

Una literatura espléndida la del Dr. Vargas, de cabo a rabo, para no ponerse puntilloso cuando lo peor de Vargas es siempre mejor que lo mejor de muchos. Desde las Narraciones de El Jefe…(recuerdo especialmente “Día domingo”) hasta El sueño del Celta, demasiado criticado por razones extrañas a la calidad de su pluma…que sigue siendo buena cincuenta años después.

Lo de Mister Llosa es otra cosa, sobre todo esa modelación de ”Reader’s Digest” del tipo de “Desafìos de la libertad” con el que posicionó promediando los noventa lo que ya había delatado en los ochenta de diversas maneras.

Así como es sorprendente el engarce del relato del Dr. Vargas, es de ramplón y previsible el, digámosle ideario, de Mr. Llosa.

Tampoco debe ser bueno en el fútbol o en la cocina, uno tiende a imaginar.

Es cierto que para reaccionario y buena pluma nos quedamos con Borges, pero el Dr. Vargas es muy bueno, demasiado bueno como para dejarse llevar por la diatriba inconsistente de Mr. Llosa.

La derecha argentina quiere trasladar el prestigio literario del Dr. Vargas al valor político de la palabra de Mr. Llosa, y quizá lo esté logrando un poco por la inocencia y otro poco por la desorganización de los intelectuales del pueblo argentino que, quede claro, no son todos los intelectuales argentinos.

Tal vez, como muchos son parte del gobierno, deberían delegar los posicionamientos a quienes tengan las manos más libres. En ese sentido hay que actuar más como la derecha del mundo, que se abroquela, se une, se  unifica, para convertir sus pobrezas ideológicas en verdades universales.

De cualquier manera en este caso poco enojoso e inflado de la crítica a la invitación recibida para la apertura de la Feria del Libro hay alguna cosita que decir.

El problema que se le abre a los organizares de la feria del libro es que han invitado a la apertura a Vargas Llosa, es decir al Dr. Vargas y a Mr. Llosa. Y está claro que por la naturaleza del acto, no pueden ir los dos.

Tato Contissa, el miércoles, 2 de marzo de 2011 a la(s) 14:19 ·

El mar por ver o el barco de los Ajusticieros

Perdón el neologismo. Sucede que en esta Argentina enloquecida de las palabras no encontré ninguna que no estuviera chocada contra la realidad. Los que vivimos de hablar pedimos un impuesto al chamuyo, una producción que en nuestro país es tan rentable y dañina como la soja.
Los partidos políticos son hoy apenas pichoneras que enmarcan los destinos individuales de la clase política más degradada de la historia de la Nación, la misma casta que tiene apenas maquilladas sus heridas del naufragio del 2001, un maquillaje a base de desvergüenza y que cuenta con la luz escasa de las amnesias de muchos argentinos.
Las orillas del presente nos muestran una extraña arquitectura, que semeja un edificio pero que sólo es un apiñadero de maderas, equipajes y velamen inservible que la marea ha amontonado con desgano y a capricho en las impávidas arenas del país sobreviviente: Morales, Carrió, Gil Lavedra, Bulrrich, Rodriguez Saa, Cavallo, nombres que son parte de la pila que parece hacer cimiento en las bases más podridas del mamarracho arquitectónico: Menem, Duhalde, y el fujimorismo de los devenidos como Macri o De Narváez. “Fredo” Macri, el hermano atontado de la familia y un ejemplo cabal de como la estupidez navega en la Argentina las mejores corrientes de su historia de patetismo. Es el barco de los ajusticieros, un barco destinado a no destinar, un remedo naval que no puede navegar.
Pero el paisaje tiene más, junto al bodoque se halla el muellecito que la Argentina supo construir con los cañizares de la esperanza y que es el espacio político que parió un gobierno…o dos. Los veleritos costeros que tiene el muellecito se están acostumbrando a ganar mar abierto y eso preocupa a los habitantes del bodoque. Aerolíneas, recuperación del sistema previsional, asignación universal por hijo, ley de medios, expansión de la inclusión previsional, y lo que se promete si nos liberan los brazos para seguir remando. Es que el país tiene pueblo marinero.
Hay una coincidencia de intereses diversos: las pequeñas y mezquinas vanidades, el ejercicio de la locura y los intereses antinacionales (que son los intereses de los de adentro) que oscurecen el cielo.
Por esa diversidad de razones quieren el ajuste a pasar la segunda canaleta y empezar a navegar las aguas que conocimos a mediados del siglo pasado. Estamos a pocas brazadas de la gran decisión.
El mar me angustia porque soy un generoso de corazón pequeño. A veces me entra tristeza y otras veces desazón, como dice Atahualpa, pero me sobreviene, como a todos, ese aliento de lo colectivo, que estará estos días en las calles hinchando las velas del futuro.
Apenas sé nadar pero me pone valiente saber lo que dije: el país tiene un pueblo marinero.

Tato Contissa, el Martes, 9 de marzo de 2010 a la(s) 21:26 ·

El mandamiento número once

Si vos sos Rey le podés pedir a un presidente que se calle, si sos un ex astro de la Fórmula Uno exigir que una candidatura a la primera magistratura de la Nación sea depositada a plazo indeterminado en el medio del orto, si sos Maradona podés pedir la continuidad de un servicio que, ignorábamos, le estaba brindando una parte de la prensa periodística argentina.
¿Interpreto mal? Si. Claro que interpreto mal, pero interpreto con el mismo nivel de capricho con que el sistema mediático aún concentrado de la Argentina la emprende con cualquier hecho de este presente público que llamamos actualidad.
Podría, en ese mismo temperamento, haber preguntado porqué en el tiempo en que Dios le ordenó a Noé la construcción del arca no hubo el escándalo de ahora, cuando en afán de metáfora le pide a la prensa continuidad de sexo oral.
Así las cosas de la locura.
Sí señor.
Tanto empeño en forzar la realidad, en divorciar los relatos de la vida de la vida misma nos trae a estos barrios linderos a la esquizofrenia. Cuando cualquier nimiedad es considerada escándalo, cuando los verdaderos escándalos son reducidos a nimiedad, cuando se le pide a las formas que hagan el papel de fondo, cuando se pretende que lo que no es sea a fuerza de sólo repetirlo, llegamos a estos arrabales.
Todos los días, paradójicamente organizado, el “caos” se hace puntualmente presente en la ciudad de Buenos Aires para que la protesta social se convierta en una noticia del tránsito, con vistas a hacerse pronto parte de la meteorología.
Cada mañana un obispo será la preocupada voz social de la pobreza que enmudece ante el salvajismo que las patotas de la UCEP le dispensan a centenares de argentinos en situación de calle.
Cada día se le ofrecerá a nuestra cultura cívica un compendio de los más grandes éxitos de Macri, De Narváez, Fernando Iglesias, Moria Casán, Susana o Mirtha.
De tanto en tanto, como para cumplir la cuota, un intelectual de fuste como Marcos Aguinis (largamente logrado en la excelencia del mal escribir) horadará la piedra con la brutalidad de la nadería, el lugar común o la ramplonería autoglorificada. En tanto, y por imperio de esa misma brutalidad, José Pablo Feinmann y Nicolás Casullo deberán fregarse, el cuerpo uno y el alma el otro, para quitarse las “K” que la tinta mediática les pringa con pertinacia y frenesí.

Ocurrirá también, con un ciclo diario de oportunidades, que el racismo y la discriminación invadirán los ojos de nuestros hijos sin que ninguna puerta “Pentágono” impida su violencia. Así los “negros de mierda” se multiplicarán en muchas bocas casi al ritmo en que crece la impiedad y el riesgo de la disolución social, consagrado por la misma pantalla que te vende el champú con el lavado de cabeza.
Travestis sexuagenarios con menos glamour que la presentadora de noticias matinal de América 24, junto a periodistas andróginos y animadores vestidos de clown ofrecerán diariamente una crítica de valores morales con estudios de campo hechos tras bambalinas o en los recónditos pasillos que conducen a los camerinos. Todo así, sin solución ni piedad en la continuidad, alternando acrobacias de caño con cámaras ocultas en restoranes, o improvisados micros porno logrados con cámaras digitales de celulares, integrando el llamado periodismo de espectáculos de la televisión.

Maradona es para mí el mejor jugador de todos los tiempos, tal vea sea el peor técnico, no lo sé, pero si sé que es un hincha más. Y en ese sentido ayer cantó lo que cualquier hincha “Yo soy del rojo no me importa lo que digan…el periodismo…la policía…” poniendo a ambos en un mismo rango de desprecio.
Estará mal, bien….no importa, porque la moral pixelada de las pantallas no tiene de dónde tomarse para justificar ni una sola palabra sancionatoria, y en ese sentido tendrá que obedecer a los designios de Dios y cumplir eternamente la metáfora: seguir chupando.

Tato Contissa, el jueves, 15 de octubre de 2009 a la(s) 18:58 ·

El estilo Clarín de decir ¡Ay!

Este fin de semana el grupo recibió un “ajuste a derecho” cuyos dolores se tradujeron en un berrinche de mendacidad que, esta vez, tuvo como víctima al titular de la AUFCA (ex COMFER), Gabriel Mariotto.

En efecto, en la última reunión del directorio de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) realizada en al provincia del Chaco, el día 22 de abril de 2010, se caducaron trámites relativos a compras de cables de distintas provincias realizadas por el grupo Clarín a través de las sociedades Cablevisión y Multicanal. ¿La razón?: en más de 10 años de tramitación de los expedientes, tanto Cablevisión como Multicanal nunca completaron la documentación necesaria para la aprobación de la compra.
Durante esos 10 años, el grupo Clarín, ha explotado dichas licencias, sin contar con la debida autorización. Sepamos que en muchos casos, los cables comprados por el grupo Clarín, eran competidores y su compra fue realizada a los solos fines de cerrarlos y evitar la competencia y consolidarse como monopolio en distintas partes del país, lo que le agrega a la práctica mafiosa una historia de periodistas, locutores, camarógrafos y operadores que fueron despedidos al cerrarse sus fuentes de trabajo.
La reacción no se hizo esperar: luego de tapar la multitudinaria marcha en contra de los monopolios mediáticos del 15 de abril con un afiche supuestamente escrachador, y con el pecado adicional del anonimato, el diario trastorna y cambia de sentido una declaración de Mariotto publicadas en el duario Chaqueño Norte. Clarin tradujo del castellano chaqueño la frase “nos gusta que todas las opiniones sean refrendadas, y estos afiches no tuvieron firmas, por lo que es una incógnita quién los emitió” al catellano mentiroso “No nos gustan que todas las opiniones sean refrendadas”.

Durante el resto de los días, mentira en mano, los periodistas se dedicaron a testear todo el espinel político. Algunos supuestamente mordieron el cebo. Revelar la certidumbre de algunas declaraciones de políticos del gobierno será la tarea de esta semana para los lavadores de mentiras que somos los periodistas en estas horas. Mariotto nunca fue consultado por Clarín, están ahorrando en teléfonos.

Tato Contissa, el Domingo, 25 de abril de 2010 a la(s) 21:52 ·

El desencantador y la serpiente

Aguad remeda el gesto del boxeador pero sin el boxeo, sin el rival…hace “sombra”. Hace de intelectual que piensa el país, que lo sufre, al estilo Agüinis…apenas un matiz de diferencia con el rictus centenario de buena parte de la intelectualidad que recrea la autodenigración y el sentimiento de minusvalía. Pero Agüad no solo que ve desencanto en dónde nosotros no le vemos, sino que lo ve donde no lo hay. A estos intelectuales siempre el país los vence….o con los cartoneros “desafiando la falta de apego al trabajo de los argentinos” o con seis millones en multitud sacando la apacible alegrìa contra la insidia, el desaliento y la desesperanza sembrada a raudales sobre sus corazones por el sistema mediático concentrado, a diario e impiadosamente.
No Aguad, los argentinos no estamos desencantados, porque jamás nos resignamos a ser espectadores de la historia. Y donde haya un lugar en donde hacernos visibles pondremos en evidencia con nuestra alegría luchadora la maledicencia de los espíritus miserables.

Tato Contissa, el jueves, 27 de mayo de 2010 a la(s) 19:34 ·

El Chancho Huacho

Tengo un miedo que no me genera la máquina de amedrentar que digita el sistema mediático concentrado y el periodismo hegemónico de la Argentina. Se trata de un paradójico miedo racional. Me ha costado construir ese miedo, arribar a esa sensación de desasosiego que me produce el imperio de la locura resultado del permanente divorciar que esos medios hacen de la realidad y su relato.

Ese es el modo de violencia simbólica que este sistema, hoy desesperado, opera sobre nuestra cada vez más disminuida capacidad de comprensión de la realidad.

No hay un solo indicador económico que explique, siquiera por el absurdo, la necesidad de aplicar políticas de ajuste. No obstante hay algo indecible que el gobierno hace o no hace (si, hace o no hace) que pareciera reclamar esas políticas.

Esa necesidad supuesta (y sin asomo de fundamento) se expresó en la última elección legislativa, aunque jamás haya sido dicha palabra alguna que permita relacionar ese resultado con la Economía.

La oposición dura de la Argentina no deja lugar para establecer lo malo en el hacer del gobierno cuando lo bueno arranca siendo sospechoso y por lo tanto horrible.

Los mercados reaccionan con precautorio rechazo a las variables que bien podrían ser alentadoras en un mundo con una economía en permanente tránsito de crisis.

Una derecha desvaída, que parece haber abandonado su viejo precepto de proyectar a los mejores, habla por las bocas intelectuales subalternas de sus máximos exponentes contemporáneos.

En una prueba más del imperio del contrasentido se menea la pobreza originada por las políticas de ajuste como una de las razones para aplicar el ajuste. La desigualdad social ahondada por la desaparición del Estado y de la política se remediaría con menos Estado y menos política. La distribución no puede ser el resultado de la equidad materializada en derecho sino de generar supuestas condiciones para una utópica abundancia que a su vez producirá un mágico derrame.

Como este “ideario” se sostiene fuera de debate y por la negativa, ya que la palabra opositora se centra en la crispación oficial, los modos y la metralleta de epítetos, no hay posibilidad de desenmascarar toda la aberración que subyace a ese discurso. De allí la mitad de mi miedo.

La otra mitad deviene de la experiencia histórica. Quien aparece como el número uno para liderar el cambio de signo político de gobierno, léase Cobos, no da garantías de poder sostenerse más de un año en una hipotética gestión de gobierno.

Es por eso que los líderes del núcleo duro compiten por decir la sandez más grande y posicionarse a puro desquicio. En estos aquelarres la desmesura se vuelve peligrosa porque el capricho y la imprudencia suelen dar muy malas mezclas.

Si saben que no podrán saciar sus apetitos pueden apelar a cualquier extremo siguiendo la metáfora campesina del chancho huacho, que lo que no come lo destroza.

De ahí mi miedo pensado y completo.

Tato Contissa, el miércoles, 21 de octubre de 2009 a la(s) 21:29 ·

No sólo que no, sino todo lo contrario

Con Kirchner no se ha muerto el peronismo. Máxime cuando en Kirchner se ha redimido y reverdecido en términos históricos concretos. El peronismo, la política, las banderas nacionales y populares, la juventud en el protagonismo, la organización social y sindical como agente político central y el contexto latinoamericano como escenario resurgen, convienen aclararlo, por el vivo y en el muerto.

Es a las personas que le nacen o no le nacen, se le mueren o le permanecen las cosmovisiones. Nunca ocurre que una cosmovisión muera en la muerte de un solo portador. El peronismo es una cosmovisión americana del humanismo nacido en el siglo pasado y proyectada en el presente. Está diseminada y en acto.

Resulta extraño que los que expiden estos certificados de defunción y que arrecian con esta falsa noticia no reparen que el peronismo se extendió tras su derrocamiento a los largo de dieciocho años de dictadura proscripción y fraude, que ya no había muerto con la muerte de Perón, que pasó la oscuridad absoluta de los años de plomo, la irresolución de su conflictividad histórica y una década de traición ideológica y de disolución moral de toda una generación política: el menemismo. Y con eso y todo, el peronismo reapareció en el kirchnerismo, con un puente intergeneracional y otro extendido a todo el espectro del nacionalismo popular no peronista. Es mucho no ver para estar viendo. Demasiado, casi tanto que me permito suponer que se trata de ceguera voluntaria.

No está bien querer resolver problemas personales en el territorio en donde corresponden intelecciones sobre una realidad que nos es urgente.

El país sufre los arrestos de intereses que presionan para cambiar la dirección de la política económica, no es tiempo para que algún progresismo purgue su divorcio finisecular del movimiento nacional y popular que en la Argentina se llama peronismo. Si en cambio, es tiempo para sostener la discusión en su centro y no confundir al enemigo.

Y a propósito: el conservadurismo ha tenido desde 1955 la misma empresa de declaración de defunciones con una melodía fúnebre que se asemeja a estas cantinelas.

Pero quisiera ser tan claro como me siento contundente: no se trata de una disputa por rótulos o una simple disquisición semántica. Se trata de entender el tiempo. Imaginar la caducidad de una cosmovisión sin tener otra cosa en su reemplazo más que una inquietud de velorio y ciertas esperanzadas recetas del siglo XIX es tan peligroso como estúpido, con ser las dos cosas.

De manera que con la muerte de Kirchner no ha muerto el peronismo, sino exactamente todo lo contrario. Los grandes hombres ratifican las cosmovisiones en las que están inclusos.

 

Tato Contissa, el Viernes, 12 de noviembre de 2010 a la(s) 19:49 ·

No sé ir

No sé ir

No sé salir de mis desolaciones

Son otras las oscuridades que me atemorizan

Y tanta la extrañeza

Como si un llanto previsto me ingresara por los ojos

y perpetuase la pena

y avivara los labios

de las viejas heridas

Delante de mí

hay ese dolor hastiado de tenerme

como un tendón vencido

y un fatigado anhelo que no será cumplido

 

El amor en brotes se me seca entre las manos

Y me hace garra la caricia

Me toca la distancia con su extensión de piedra

Y yago a dormir en una patria sin sueños

 

No sé ir

y de no saber ni sé la espera

La última calle me ha mordido los pasos

Y me dan temores de caminos

 

Tato Contissa, el Martes, 30 de noviembre de 2010 a la(s) 19:39 ·

No hubo ningún pasaje de cortesía

Elian Rodrigo Giovannoni 23 de octubre a las 14:41
Se agradece su difusión

En vista de las notas publicadas en los matutinos La Nación y Crítica de la Argentina en el día de la fecha, en lo referente al vuelo AR 1204/5 con destino a Montevideo del día 14/10/09, Aerolíneas Argentinas y Austral Líneas Aéreas informa:

El vuelo a Montevideo (AR1204/5) fue programado el domingo 11 de octubre, tres días antes del partido de la Selección Nacional de Fútbol. El vuelo fue programado por decisión de la Gerencia Comercial de la compañía, teniendo bajo consideración que el vuelo AR1202/3 que salía a las 7 de la mañana estaba sobrevendido y no ofrecía lugares. El día 12 de octubre, el vuelo programado mencionado con anterioridad ya contaba con 66 reservas.

Cabe agregar que, aunque esta decisión ha sido presentada por las notas periodísticas de referencia como anormal o sospechosa, es de uso corriente en el negocio aerocomercial. Programar vuelos adicionales para situaciones que implican aumentos extraordinarios de la demanda de pasajes es practicamente un imperativo de sentido común y una buena noticia en términos comerciales. Tal es así que, a modo de ejemplo, la empresa PLUNA programó 2 vuelos especiales para la mañana del 14 de octubre, el mismo día del partido, probablemente por haber detectado el aumento mencionado en la demanda. También agregaron servicios adicionales las empresas Buquebús y SOL. En este sentido, la operación a Montevideo el día 14 del corriente arrojó un saldo económico positivo, en función de la amplia demanda de pasajes para ese día, que superó ampliamente a la demanda usual del destino que tiene, en días corrientes, 60% de ocupación por cada vuelo diario. El vuelo de menor ocupación tuvo un saldo positivo de U$D 6.035.

En razón de que Aerolíneas Argentinas es Sponsor Oficial de la Selección Nacional, el Gerente General de la empresa, Dr. Mariano Recalde, asistió al partido por invitación de la AFA y viajó en el último vuelo programado para el evento. Cabe destacar que pagó de su bolsillo, tal como lo hicieran todas las personas mencionadas en los artículos de referencia.

Las notas consignan varios datos falsos, a saber:

1. Es falso que la aeronave programada fue un charter. El vuelo se programó regularmente, con el número 1204/5, en función del aumento de la demanda, tres días antes de su salida.

2. Es falso que el vuelo fue programado para uso exclusivo del Gerente General y 41 «militantes K»: El vuelo estaba programado 3 días antes y el Gerente General de la empresa pagó el pasaje que usó. El 80% de los pasajeros compraron sus pasajes por venta telefónica, siendo varios de ellos parientes de jugadores del seleccionado. El diario Crítica consigna que «41 pasajeros tuvieron el privilegio de viajar», afirmación absolutamente falsa ya que el vuelo fue ofrecido por los canales de venta regulares de la compañía: cualquier ciudadano podría haber accedido al vuelo.

3. Es falso que el vuelo dio pérdidas porque se despachó con 41 pasajeros: los costos del vuelo se cubren con 23 pasajeros, y 41 pasajeros compraron sus pasajes. La operación a Montevideo el día 14 fue una de las más exitosas a ese destino. Los resultados económicos de la operación fueron positívos.

4. Es falso que viajaron Pablo Moyano y Omar Viviani. Al menos no lo hicieron en vuelos de Aerolíneas Argentinas.

Cabe resaltar que los periodistas autores de los artículos en cuestión consultaron a la empresa, sobre la veracidad de la información que hoy se ofrece desde esos periódicos matutinos. Los voceros de la empresa pusieron a su disposición toda la información que aquí se consigna, de la que se hizo caso omiso en su totalidad. Inclusive se ofreció, para demostrar la falsedad de las imputaciones, las boletas por los pasajes pagados, en algunos casos en efectivo y en otros con tarjeta de crédito. De haberse considerado seriamente todos los datos aquí ofrecidos, la cuestión hubiese quedado zanjada. Es cuanto menos sospechoso que se publiquen estas falsas informaciones justo en el día en que el Secretario de Transporte de la Nación y el Gerente General de la empresa presentan el Plan de Negocios ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones. Hacemos notar que el diario Crítica de la Argentina está dirigido por Antonio Mata, quien fuera Gerente General de Aerolíneas Argentinas durante la administración Marsans. Mata es duramente cuestionado por el estado calamitoso en que dejó nuestra aerolínea de bandera.

Tato Contissa, el Viernes, 23 de octubre de 2009 a la(s) 17:11 ·

No hace falta ser detective

Son varios los resultados que arroja por estos días lo que se llama sin ton y se repite sin son: “investigación periodística”. Lo primero es la confusión de ésta con el Periodismo de Investigación. Lo segundo una proliferación de libros que, por el mote, intentan disimular a malos escritores y peores periodistas. Lo tercero pertenece al mundo autocentrado de la televisión y se relaciona con las cámaras ocultas, esas prótesis mayormente escandalosas que solo ocultan al Periodismo de Investigación.
Algunas de las rectificaciones que intentaré aquí se replican una y otra vez en las aulas de las escuelas y de las universidades en dónde se enseña periodismo, por lo visto con escaso éxito, tal vez por que el periodismo hegemónico y su propia escuela (reinante en el interior de los medios) se nos aparece como impenetrable a toda forma de conocimiento.

Juan Jorge Faundes, periodista y escritor chileno, nos ayuda con una introducción definitoria de la investigación en el periodismo y del periodismo de investigación.

“Entiendo el Periodismo de Investigación como la búsqueda y difusión de información acerca de sucesos con valor periodístico (es decir: con grados considerables de improbabilidad de ocurrencia del hecho, y de probabilidades altas de impacto histórico y psicológico del mismo), eventos e información que otros (individuos, grupos, empresas, instituciones, organizaciones gubernamentales o no gubernamentales, clases sociales o el sistema mismo en su conjunto) mantienen ocultos y quieren impedir que sean conocidos y difundidos en un ámbito social mayor que aquel circuito de los que están enterados.

Es decir, la materia del Periodismo de Investigación, su objeto, es la información oculta, reservada, secreta, y sus fuentes, aquellas que están cerradas. Estas últimas características (información oculta y fuentes cerradas) diferencian al Periodismo de Investigación de cualquier otro tipo de formas periodísticas, aunque sean de denuncia, pero que trabajen con información socialmente disponible a través de fuentes abiertas”.

Hace algunos años, Jorge Lanata, siempre reactivo a todo aquello que no lo tenga incluido y considerado, desbarró con la confusión, asediado quizá por los fantasmas de la envidia que le generaba el primer Telenoche investiga: “ No sé porque tanta referencia al periodismo de investigación si todo periodismo tiene la obligación de investigar”. Como si Faundes hubiese previsto el cacareo agrega: “Esto no implica que el trabajo con información socialmente disponible a través de fuentes abiertas no sea investigativo: todo reportero, toda construcción de información por medio de la interrelación de datos, variables y actores es una práctica de investigación.”

Quedamos entonces así: Palmario es que toda tarea periodística requiere de investigación. Tanto como decir que, si bien todo periodismo es investigación periodística, no toda investigación periodística es periodismo de investigación.

En esto también tienen que ver los tiempos, pero esencialmente la modalidad de trabajo.

Cuando el primer Telenoche Investiga, sobre mediados de la década del noventa, las investigaciones se hacían públicas una vez terminadas y sin periodicidad establecida. A nadie se le ocurriría entonces (como no debería habérseles ocurrido después) que un programa de investigación podría tener una publicación semanal. Imposible sin atentar contra la calidad y, en consecuencia, con el propio género de la investigación periodística.

Dada la característica de la tarea era absolutamente impredecible el momento en que podía estar concluida. El grupo de trabajo, reducido, económico y casi anónimo, desarrollaba simultáneamente varias líneas de investigación. En ese derrotero, sólo en los tramos finales sabían “de qué iba la cosa” puesto que la reunión de datos y sus relaciones, las certificaciones y los chequeos iban configurando un entramado que, en un momento, impreciso y único momento, terminaba encajando y dándole a los periodistas el perfil final del tema investigado.

Igual que la publicidad que ha corrido la importancia desde el producto publicitado a la calidad del anuncio que lo publicita, la televisión primero y todo el sistema mediático después, ha puesto las prioridades del formato medial (televisivo, radial, gráfico) sobre las prioridades que hacen a la calidad de la información que difunden.

Insólitamente, contradiciendo la frase popular, este carro viene desde hace más de una década, arrastrando al caballo.

Pero hay algo que ocultan las cámaras ocultas. Paradójicamente ocultan al Periodismo de Investigación.

Hubo desde el principio una tendencia a reducir el Periodismo de Investigación al ámbito de los asuntos deliberadamente ocultos, a aquellos temas barridos bajos las alfombras del poder ( político y/o económico) o retirados a sus escondrijos más inaccesibles.

Tres factores externos al periodismo contribuyeron a ese reduccionismo: La propia inmundicia de la degradación política, la amoralidad del capitalismo tardío y el clima social atado a la teoría conspirativa.

Todos estos factores componen el aire de las redacciones no precisamente con la proporción de los gases raros. El primero, porque implica una usina interminable de hechos que brillan con la misma intensidad de los escandalotes del mundo de la farándula, principal competidor en el preciado interés de las audiencias. El segundo, debido a una de las dos trágicas confusiones del periodismo hegemónico contemporáneo y que está llevando a la profesión por el camino de la desaparición: la confusión de Opinión Pública con “audiencia”.

¿Debo decirlo? Los periodistas trabajamos para la Opinión Pública.

La Opinión Pública es un lugar sin lugar en donde los periodistas colocamos el resultado de nuestro trabajo honesta y profesionalmente realizado, para que quien quiera haga con él otro trabajo que ya excede( y debe exceder) las pretensiones del periodismo. Ese arcón del que se sirve el ciudadano para formar sus conductas y contribuir al fortalecimiento de la democracia nada tiene que ver con las “audiencias”.

El periodismo hegemónico trabaja para las audiencias, se ata a ellas, a su capricho y a su número, signando inexorablemente la desaparición del ámbito natural para el desarrollo del periodismo que es la libertad. Una relación de dependencia y de adicción mutua que, simultáneamente, estupidiza al ciudadano y muta la función y el carácter del periodismo hasta convertirlo en lo que no puede ser.
Es por ello que las prácticas pergolinescas, extremadamente distantes de cualquier periodismo posible, se integran hoy a la idea social del periodismo sin ninguna reacción por parte del sistema.
El periodismo crítico tiene, frente a una sociedad en crisis con un periodismo en crisis, la obligación y la necesidad de hacer la exhortación a la recuperación de la mística y la utopía del periodismo.

Frente a esta puja, la aparición del Periodismo de Investigación ha sido una oleada vivificante para las ilusiones de esa recuperación.

En primer lugar el periodismo de investigación trabaja sobre temas nuevos, asuntos de los que nadie se ocupa, por ocultos o por despreciados, por interesadamente ignorados. También de la inmundicia del poder convencional, pero no sólo de ella, tanto que bien podría si quisiese, ocuparse de la inmundicia del poder mediático, cosa que no hace sino ocasionalmente.

En segundo lugar es un género histórico. Aún cuando el periodismo hegemónico pretende presentarlo como novedad. Hay un centenar de años de antecedentes que emparientan al periodismo de investigación con la matriz original del periodismo. Este rasgo le otorga capacidades suficientes en la tarea de la recuperación de la mística y la utopía del periodismo, que ponemos aquí como reclamo y como condición imprescindible para la salvación de la profesión.

En tercer lugar, el periodismo de Investigación puede, si quiere, prescindir del sistema mediático, y por lo tanto de los dictados del periodismo hegemónico. Esto no quiere decir que deba prescindir de ese sistema, sino que puede hacerlo si le fuese necesario. Los libros, tanto como la infinidad de publicaciones específicas en todos los formatos mediáticos dan prueba de ello. La aparición de la red y las herramientas forjadas por esa comunidad afianzan hoy, aún más, esa capacidad de prescindencia y esa independencia productiva.

El periodismo hegemónico se mueve como toda cultura hegemónica del sistema. Tardó muy poco en darse cuenta de la peligrosidad que un periodismo que se realiza independientemente de la agenda y que puede realizarse independientemente del sistema mediático acarreaba para ese sistema y en consecuencia, para sí mismo.

De manera que hizo lo que toda cultura hegemónica del sistema hace en estos casos: convertir al enemigo en algo propio. El sistema reproduce sus antagonismos, se los traga, los convierte en parte de sí mismo.

Así que, deliberadamente, redujo su Periodismo de Investigación a una versión Reality dirigida a explorar las cloacas de la política y a satisfacer y hacer regodear a las audiencias con la comprobación de algo que durante años no fue noticia: La muerte de la política. Y para combatir en todos los terrenos riega ahora los anaqueles de libros “periodísticos” que no son el resultado de investigación alguna sino mera reunión de chismes, y que vienen sólo a reemplazar en el espacio de esos estantes al auténtico periodismo de investigación.

La concentración mediática y la degeneración profesional son las dos manos que atenazan y asfixian la garganta del periodismo imprescindible.


(Algunos de estos conceptos integran “Salven a Clark Kent” Exhortaciones ante la muerte del periodismo. Del autor. Corregidor. Buenos Aires. 2005.)

Tato Contissa, el Viernes, 19 de marzo de 2010 a la(s) 15:07 ·