Hace veinte años me definí como militante de la comunicación. La frase y otras ideas contaminadas de ese concepto aparecen en este minuto. Creo que vale el intento de decir alguna cosa a este respecto hoy que se habla de periodismo militante.
Oí en TVR que a Santaolalla le incomoda la paronimia de militar-militante. Es músico. Se le entiende y se le perdona, puesto que hay para entender y para perdonar en semejante liviandad. Preocupa más la incomodidad de periodistas. Santaolalla no me exige la idea de que comprenda que “big picture” es un remedo pobre, pobrísimo de “cosmovisión” , concepto latino de 2300 años, y que ese concepto es una construcción colectiva. La militancia es una acción ordenada y colectiva, para la guerra y para la paz, para la siembra y para la cosecha, para la fiesta y para el nefasto. Y en ese ser colectivo está su virtud y su trascendencia.
Cambiemos la melodía y hablemos del periodismo militante.
Dejemos de lado a aquellos periodistas militantes del periodismo profesionalizado en el sistema mediático hegemónico de la Argentina, majules, lanatas o zlototenembaumontenegros. Dejémoslos del lado en el que se dejaron.
Hablemos de los que dicen jugar de este lado.
Hay periodistas que todavía creen que son la opinión pública, que en un apreciado esfuerzo moral, ético, técnico y profesional, pueden poner su tarea de relato en un lugar incontaminado. Creen, en una mítica soberbia, que ocupan el lugar de la opinión pública. Y la verdad que nosotros, los periodistas, todos militantes, unos de un lado o del otro y estos, que lo ignoran, hacemos un relato que volcamos a la opinión pública, que no somos nosotros, que es un lugar sin lugar en el que depositamos a diario el resultado de nuestro trabajo para que nos trascienda, para que deje de ser sólo nuestro, para que ponga sus materiales al objeto de la construcción de más y mejor ciudadanía. Claro que este cometido es un cometido poco redituable social y pecuniariamente. Pero ese es el cometido básico. Lo demás son plus o restas, asuntos de la contabilidad y nunca de la comunicación. Esto dista de la objetividad ensoñada y dista del ascetismo y la pretendida independencia. El que se pretenda periodista “ a secas” se prepara periodista a tanto y al mejor postor. Demasiadas desilusiones se dan estas horas para muchos en donde para nosotros no había motivo para ilusión alguna.
Todo ciudadano quiere saber quién le habla. Eso es un derecho parte del derecho a la información. Todos tenemos derecho a ser informados, a saber cómo se nos informa y tomar nota de quien lo hace. El periodismo es militante o mercenario, y a veces las dos cosas. Las peores de las veces.
Tato Contissa, el Domingo, 28 de noviembre de 2010 a la(s) 0:11 ·