Hoy estuve buscando
Miré mi boca en el espejo
Hurgué en las comisuras buscando un nombre,
un beso,
una palabra joven y antigua
como jóvenes y antiguas son las marcas de la vida
los patios,
los recreos,
los árboles que humedecieron los abrazos.
Hoy estuve tratando de traerte tironeada por tu nombre,
de la solapa del cuaderno invadido de poesías prohibidas
de segundos robados a las horas
de las horas robadas al colegio
Para poder aprenderte
Saberte
Y así saber de mí,
de lo que he sido
De lo que hizo que fuera lo que soy,
un poco,
un indicio,
una sospecha del hombre que se hacía.
Hoy estuve preguntando por aquellos olores que tanto olían
por esos colores que apuñalaban las sombras en los ojos
y por los sabores que sabían a promesas
Y que habrían de cumplirse inexorablemente.
Hoy estuve ordenando los cajones del alma
y encontré garrapateado de treinta años el poema perdido
el que llegué a creer que nunca había escrito
Y encontré
Y te traje
Y tuve las respuestas
Y ordené mi corazón
Pude…porque el aire había cambiado
Porque la vida de la que somos escalones
trepa en las vecindades del invierno
como si fuese primavera.
(Este es uno de los poemas de pronta edición en un texto que se llama «De Cajón»)
Tato Contissa, el Martes, 21 de septiembre de 2010 a la(s) 11:53 ·