Hinchazones

“Pedraza está ahí nomás de Moyano y, por ende, ahí nomás de Cristina”. Jota Lanata.

Entre el 83 y el 89 se fue hinchando de inteligencia, más como la inteligencia debe crecer acompañada de otras encimas humanas que no se desarrollan en cuerpos con espíritus mezquinos, Jota Lanata se hinchó entre el 89 y el presente en sola pelotudez.

En tiempos de pobreza intelectual esas hinchazones parecen gordura, en tiempos de resuperación y recuperación del pensamiento social la inflamación solo ofrece la patética imagen de su tumefacción.

Tontera amoratada, silogismos elementales, veleidades resentidas, berrinches y envalentonadas de sets televisivos es lo único que ofrece este pobre fantasma de lo que alguna vez se prometió ser y jamás llegó a ser.

Me apena más una generación de pavos en cohorte que hoy se asombran de los que se supone es un cambio, una transformación, una  degradación en el caso más extremo. La verdad es menos sabrosa siempre, Lanata es un fraude, la falsificación de una ilusión colectiva de clase media, un porteño europeo más allá del bien y del mal, un irruptor en transgresión creciente, pero por todo ello y en consecuencia un tipo que, a pesar de las apariencias, es más boludo que gordo, más inútil que nocivo, más funcional que insurgente.

Ahora, lo que se dice daño…daño…es incapaz de hacerle daño a nada.

Porque de nada es gordo e hinchado de pura nada.

Se verà que no discuto el epìgrafe que encabeza este comentario. Es que a las hinchazones hay que ponerles hielo y a los hinchados…pena.

Tato Contissa, el Lunes, 25 de octubre de 2010 a la(s) 22:19 ·