Ante tanto lameculos

Sergio Massa desnudo en sus convicciones por las infidencias del Wikyleaks, Alberto Fernández fotografiado una vez más con los factores de poder que lo sostuvieron en un cargo desde el que erosionó el poder del gobierno, Martín Lousteau principal responsable del mamarracho original de la 125 cuestionando la política económica del gobierno más exitosa que nunca. La lista se engrosa con tipejos curioso como Torcuato Di Tella, o algunos que no hablan pero se alían con el enemigo en el terreno de los negocios. No hay duda, la entereza ideológica de una gestión es directamente proporcional a la cantidad de traidores que es capaz de generar.

Como contrapartida otros se van del gobierno en silencio respetuoso y con la consideración de todos los hombres y mujeres de buena fe de adentro y de afuera. Bielsa, Taiana, para normar solo a algunos.

Es curioso que los más insignificantes sean los más traidores, esa es una relación que no alcanzo a poner en ecuación debidamente. Pero un cuatro de copas como Fernández, solo existente a partir de Kirchner, o un tecnócrata de vigésima línea como Lousteau, o un cajetilla trepador como Massa, seres de oscuras trayectorias se presentan como los más comprometidos con la insidia, la mendacidad y la rosca destituyente.

Para tener en cuenta, para que la presidenta tenga en cuenta, porque el costo político es de ella pero el costo social e histórico es el de todos los argentinos.

A este tipo de canalla no le interesa en absoluto otro destino que el de sus insignificantes vidas individuales. Siempre conviene detectarlos a tiempo.

Me tomo el trabajo porque tenemos un periodismo oficialista muy elegante cuando no timorato a la hora de poner estos puntos en papel, y contamos con unos intelectuales adeptos al gobierno que no quieren cruzar rubicones y entrar en la ciudad de la discusión armados. Yo no soy tan periodista como los primeros y he trabajado el pensamiento argentino como propio más que los segundos, de manera que soy el que se pone.

De manera que mire bien señora presidenta, que sus errores son los nuestros.

Tato Contissa, el Lunes, 6 de diciembre de 2010 a la(s) 21:01 ·